Lluís Companys nació en Tarrós, Urgell
(Lleida), en el año 1882. Hijo de una familia de propietarios rurales
con buena posición, se trasladó a estudiar a Barcelona. Allí cursaría
derecho y comenzaría su vida pública en el intenso clima político nacido
al calor de la crisis del 98. Companys se acercó al republicanismo como
un proyecto de regeneración de España y porque parecía el único régimen
que permitiría resolver el hecho específico de Cataluña. En sus años de
estudiante militó en la Asociación Escolar Republicana donde coincidió
con Francesc Layret, compañero fundamental para nuestro protagonista.
Companys participó en la Solidaritat Catalana y en la Unió
Federal Nacionalista Republicana. Pero después del pacto entre la Unió
Federal y el lerrouxismo, así como por su derrota electoral, el
republicanismo catalanista entró en una profunda crisis. Companys
decidió, en consecuencia, afiliarse al Partido Republicano Reformista,
formación dirigida por Melquíades Álvarez.
En 1910, Companys se casó con su primera
esposa, Mercè Micó, con quien tuvo dos hijos. El mayor de ellos sufrió
varias enfermedades muy graves y siempre fue una fuente de preocupación
para el padre. En septiembre de 1936, el matrimonio se divorció.
Companys se casó con Carme Ballester. Su segunda esposa fue militante
del Estat Català. En 1938, Ballester marchó a Francia para cuidar de su
hijastro. En la guerra mundial contactó con la Resistencia y salvó a
varios ciudadanos judíos. Mantuvo siempre la memoria de su esposo, hasta
su fallecimiento en 1972, en el exilio.
En 1917, nuestro protagonista retornó a
la política estrictamente catalana a través del Partit Republicà Català,
del que sería uno de sus fundadores y dirigente. Consiguió ser elegido
concejal en el Ayuntamiento de Barcelona. En 1919, Barcelona vivía en
plena época del pistolerismo y la violencia política. Companys fue el
abogado de los líderes de la CNT en los juicios a los que fueron
sometidos. Además, colaboró en la creación de la Unió de Rabbassaires
(UR), fundada en 1921, con el propósito de llevar el sindicalismo al
mundo rural. Anteriormente, tras el asesinato de Layret, Companys había
sido elegido diputado por Sabadell, el distrito del que había sido,
también diputado su gran amigo. Eso ocurrió en 1920 y fue reelegido en
1923. Además de esta actividad política, Companys practicó con asiduidad
el periodismo en “La Publicitat” y en “La Lucha”, así como en “La
Terra”, el órgano de expresión de la UR, que había fundado.
En 1931, Companys intervino en la
fundación de la Esquerra Republicana de Catalunya, y participó en las
elecciones de abril. Companys proclamó la República desde el balcón del
Ayuntamiento de Barcelona. Fue elegido diputado en las Cortes por la
provincia de Barcelona en ese mismo año, como luego por la capital en
1933 y 1936. También fue diputado del Parlament de Catalunya en 1932 y
fue su primer presidente. También fue nombrado ministro de Marina en
1933. Al morir el presidente Macià, Lluís Companys fue elegido nuevo
presidente de la Generalitat en el mes de enero de 1934. Al frente del
gobierno catalán se esforzó por reagrupar las fuerzas del republicanismo
de izquierdas, que estaba en plena crisis después de la victoria
electoral en España del centro-derecha. En esta época se debatió y
aprobó la controvertida Ley de Contratos de Cultivo, por los ataques que
desató de derecha catalana y que fue impugnada por el gobierno de la
República. En ese año de 1934 se produjeron los hechos del Seis de
octubre, culmen de la profunda crisis política, institucional y social
de España y Cataluña. Companys proclamó el Estat Català dentro de la
República Federal Española. Pero todo terminó rápidamente con la
intervención del ejército. Companys fue uno de los detenidos y juzgados.
Su condena se elevó a treinta años de prisión, pero salió de prisión
después del triunfo electoral del Frente Popular en febrero de 1936. En
la guerra civil, Companys luchó por conservar las instituciones
autonómicas y republicanas, frente a la revolución anarquista, para
luego intentar encontrar puntos de encuentro con dicho movimiento, muy
poderoso en Cataluña. Pero, también tuvo problemas con el gobierno
central, especialmente cuando éste se instaló en Barcelona. Al perderse
la guerra, Companys marchó a Francia pero cuando los nazis derrotaron a
los franceses fue detenido y entregado a la policía franquista. Se le
trasladó a Madrid, donde sufrió torturas, y luego fue conducido a
Barcelona. Fue juzgado en consejo de guerra sumarísimo y condenado a
muerte. Fue fusilado en el castillo de Montjuïc, el día 15 de octubre de
1940.
Eduardo Montagut
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